12.12.16
El siglo XXI empezó con una crisis y el arte encontró la lectura de esa dificultad en la adecuación. Entonces los artistas instalados por miedo a desaparecer y los emergentes por temor a no pertenecer, nos volvimos todos correctos. El único espacio que permaneció genuinamente caótico, incorrecto, fue la institución educativa. Probablemente cuando se pierde la reputación todo lo que queda es ganancia. Es nuevo. Entonces la clase se volvió un refugio. Diría que quizás porque en el aula todos lo intentan, docentes y alumnos. Incluso a veces en clase nos aburrirnos, no importa. Hay pocos estados más revolucionarios que el aburrimiento.
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