Descubriste que no había nada que cambiar y ahí empezó a
volverse todo más abrumador, porque lo que quedaba a continuación del
sentimiento de frustración por no ser tal o cual cosa era poder vivir el resto
de tu vida con la idea de que no había nada roto en vos. Eso, que del lado de
la tristeza era angustiante pero familiar, del lado del bienestar te ponía a
trabajar en vos mismo.
No te voy a decir que hacer ni que sentir, pero te sugiero que estés atento
porque es como cuando dormís, no es el mundo que desaparece, sos vos que cerras
los ojos.
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