Contemplar la idea de futuro satisface una imagen optimista
de la vida, deduciendo que para poder pensarlo necesitamos confiar en el día de
mañana. Si presumimos de la desconcertante combinación de miedo y deseo que es
el futuro, la muerte no sería el final de la vida sino el principio del
porvenir y en este argumento envejecer retornaría
en algo nuevo. La prehistoria del futuro serían las personas más viejas
contándonos en el presente acerca del pasado. Nosotros morimos, pero nuestros
genes son inmortales y aun así la memoria humana es tan sofisticada que no cabe
en el código genético y depende del lenguaje para sucederse de los más viejos a
los más jóvenes. Algo se transmite pero esa transmisión no sucede en lo que se
está diciendo, sino en el acto mismo de traspaso. Decir es un episodio
performático que produce sentido, historia y también ficción, porque una
biografía se concibe de recuerdos pero sobre todo de aquello sucedido durante
nuestros olvidos y de lo que inventamos para completar esas vacantes. Escribimos
libros, hacemos planes y obras de arte e incluso nos reproducimos con la
expectativa de no quedar ausentes del futuro. Rimbaud decía que hace falta
cambiar la vida, y si no es posible, al menos cambiar la percepción de la vida.
Freud le respondía que los seres humanos no podemos renunciar a nada y no
hacemos más que cambiar una cosa por otra.
1 observaciones :
"una biografía se concibe de recuerdos pero sobre todo de aquello sucedido durante nuestros olvidos"
hay poesía en ese fragmento.
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